"El hombre prefiere querer incluso la nada a no querer."
Friedrich Nietzsche.
Explicación psicológica de las causas imaginarias
Reducir una cosa desconocida a una cosa conocida proporciona alivio, tranquiliza, satisface, y además da un sentimiento de poderío. Lo que es desconocido produce peligro, inquietud, preocupación; el primer instinto se dirige a eliminar estos estados de ánimo penosos. Primer principio: una explicación cualquiera es mejor que ninguna explicación.
Como en realidad se trata únicamente de una voluntad de desembarazarse de ideas deprimentes, no se es muy exigente sobre los medios para ello: la primera idea con la que lo desconocido se explica como conocido produce tanto bienestar que se la tiene por verdadera. Prueba del placer (y de la fuerza) considerada como criterio de la verdad.
(...) Lo que es nuevo, nunca experimentado, extraño, es excluido como causa.
Por consiguiente, no sólo es buscada como causa una explicación (conocida), sino una especie de explicación elegida y preferida, aquella mediante la cual fue más rápida y más frecuentemente eliminado el sentimiento de lo extraño, de lo nuevo, de lo no experimentado; esto es, la especie de las explicaciones habituales.
Consecuencia: una forma de fijación de causas adquiere cada vez más preponderancia, se concentra en un sistema y acaba por presentarse como dominante, o sea como capaz de excluir sencillamente otras causas y explicaciones. El banquero piensa enseguida en el negocio, el cristiano en el pecado, la joven en su amor.
Todo el campo de la moral y de la religión forma parte de esta concepción de causas imaginarias. Explicación (conocida) de los sentimientos generales desagradables.
(Por ejemplo,)... estos sentimientos son determinados por seres hostiles a nosotros (malos espíritus, el caso más famoso es la confusión de las histéricas con las brujas). O bien se explican como castigo, como resultado de acciones reprobables, etc.
(...) La moral y la religión pertenecen totalmente a la psicología del error. En cada caso particular se confunde la causa con el efecto, o se confunde la verdad con el efecto de lo que es creído verdadero, o se confunde un estado del conocimiento con la causalidad de este estado.
Toda la antigua psicología, la psicología de la voluntad, tiene por premisa que los autores de tal psicología, esto es, los sacerdotes, jefes de las antiguas comunidades, quisieron arrogarse el derecho a imponer penas, o quisieron crearle a Dios el derecho de infligirlas... Los hombres fueron imaginados libres para que pudieran ser juzgados y castigados, para que pudieran ser culpables: por consiguiente se debería imaginar que toda acción era querida, y que el origen de toda acción se encontrara en la conciencia.
1 comentario
Xavi -
Estic esperant ansiós aquest resum de Nietzsche ^.^
Gracies! :)